jueves, 5 de mayo de 2011

Postergando la maternidad (I)

Para Clara de 33 años ir a una reunión de amigas se reduce a “charla de bebés”: ¿qué haces cuando le dan cólicos? ¿A qué edad le salieron sus dientecitos? “Para mí es extraño. A veces siento que no tengo nada en común con mis mejores amigas. No hay otra tema de charla y yo estoy en otra”, admite.

Sin embargo, para Sofía de 30 años la situación es completamente distinta, pues cada vez que sostiene un bebé la invade un intenso anhelo de ser mamá. Hasta hace poco los bebés no eran su prioridad: su carrera estaba en ascenso, tenía una relación linda y disfrutaba de su propio tiempo con viajes, compras y diversión. Pensaba, “luego lidiaré con el tema de la maternidad”, pero sin darse cuenta ese “luego” llegó. De igual manera, muchas parejas casadas deciden esperar un poco más porque planean viajar o por cuestiones laborales o económicas. También hay mujeres que postergan indefinidamente la maternidad pensando que el “asunto” se resolverá por sí solo. Pero al final, ¿cuáles son las verdaderas razones por las que postergamos la maternidad?

“La interrogante sobre la “maternidad hoy” no puede dejar de girar alrededor de algunas cuestiones que caracterizan la época en las zonas urbanas: la postergación del compromiso de formar una pareja, la comodidad que impide abandonar el propio rol de hijo/hija, la ilusión de una eterna juventud, la idea de que siempre queda mucho tiempo por delante, el deseo de un desarrollo profesional, y luego asumir la pareja y la familia. Estas y otras cuestiones postergan la maternidad hoy”, explica la psicoanalista Mónica Pelliza de Trigo.

Y no sólo es esta la cuestión. Por otro lado, vivimos en una sociedad que gira en torno a la concepción de la “eterna juventud”.

“Las marcas del paso del tiempo implican segregación y una caída de los ideales de éxito social. Cuesta aceptar la sabiduría de los ancianos. De manera simultánea, a la vez que se niega una dimensión temporal –hay mucho tiempo para todo- se acelera el circuito del consumo en el cual sólo se goza de lo nuevo, pero lo nuevo sólo dura entre 6 y 8 meses. Si aplicamos estas reglas a las relaciones con el semejante, con la pareja, con los hijos, hay mucho tiempo para todo y simultáneamente el entusiasmo se apaga ya que sólo gozamos de la renovación de lo nuevo. La maternidad implica asumir un compromiso a largo plazo y no hay caso de aburrirse”, expresa Pelliza. “¿Podríamos pensar en un egoísmo en la mujer contemporánea?” Es posible.

La mujer moderna de 30

El estilo de vida, el trabajo, las ocupaciones de la mujer, las expectativas, la vida… todo lleva a una “tendencia”: la declinación en la fertilidad y el retraso de la maternidad a edades más avanzadas, en las que la mujer es menos fértil. Actualmente las estadísticas de población hablan de unas tasas de esterilidad que pueden oscilar entre el 14 y el 16 por ciento; se calcula que 1.200 parejas por cada millón de habitantes tendrán problemas de fertilidad. No obstante, la mayoría de estas parejas no son definitivamente estériles sino que presentan cierto grado de subfertilidad, que será de mayor trascendencia si llevan mucho tiempo buscando el embarazo y si la edad de los miembros de la pareja, especialmente de la mujer, es avanzada.

“Hay mayor tendencia de infertilidad comprando con otros años porque las mujeres han cambiado su manera de pensar y planes de vida. Hoy la mujer es profesional, busca superarse, hacer una especialidad y ha postergado la maternidad. Lo más difícil para la mujer es armonizar y disfrutar de todo eso con poder ser mamá y tener una familia; ser una súper profesional y una súper mamá”, dice Joaquín López Arana, ginecólogo obstetra, especialista en reproducción asistida y fundador del Centro Nacional de Fertilidad y Esterilidad (Cenalfes).

No olvidemos que la edad de la mujer es el factor más importante y se sabe bien que la fertilidad de la mujer empieza a disminuir hacia la mitad de la década de los treinta.

Sin embargo, la mujer joven que tiene una presión profesional, se ve obligada a retrasar sus deseos de maternidad hasta bien entrada la treintena. El porcentaje de mujeres que tuvieron su primer hijo después de los 30 años ha incrementado en los últimos años. Incluso las mujeres solteras enfocadas en su carrera son un tema recurrente en los “sitcoms” y comedias románticas: los filmes Plan B con Jennifer López o Un pequeño cambio con Jennifer Aniston, retratan a una mujer mayor de 35 años, súper exitosa, sin pareja, pero con un altísimo deseo de tener un bebé, una situación en alza entre mujeres.

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