jueves, 19 de mayo de 2011

JAMÁS preguntes: ‘¿Qué quieres de regalo?’

Nunca le preguntes directamente qué deseas este año. ¡Ella cree que lo sabes!

No somos adivinos, es cierto; pero igual esperan que sepamos qué quieren de regalo, por ejemplo, en una fecha como el Día de la Madre, de la Mujer, Navidad o su cumpleaños. ¿De dónde sale esa idea?

“Si tu chico te conoce y te quiere, va a saber exactamente qué darte de regalo. Ahora, que sea volado o tacaño ya es otro problema”, reflexiona Marcela. “Un chico volado y tacaño es asunto grave”, agrega Isabel. “Generalmente, yo me compro lo que me da la gana y no espero a que me regalen nada. De hecho, no espero nada de nadie y así soy más feliz”, sentencia.

Por desgracia, no todas las mujeres se compran las cosas solas y muchas confían en la fórmula de Marcela: amor = clarividencia.

“Es muuuy difícil que sepan exactamente lo que quieres. Los hombres en general no captan las indirectas, aunque sean muuuy directas”, declara Celia. “Hay que ir sin rodeos y mandarles un ‘apenas me paguen me voy a comprar un...’ u ‘ojalá estén en descuento esos... que me gustan tanto’. No esperamos que sean adivinos, hay que rogar que estén atentos”.

Esta explicación “sin rodeos” de Celia nos devela una premisa inicial. Cuando ella dice que se quiere comprar algo... ¡en realidad, te está pidiendo que se lo compres! Si ella dice que ahorrará para un perfume, no pienses, “Ah, bueno, ella se lo quiere comprar”, sino “no tiene el perfume, lo quiere de regalo”. Así lograrás una reacción sorprendida y feliz en su rostro, pues mientras mayor es el amor, menor es el disimulo.

“Una no tiene por qué poner cara de contenta cuando te regalan una tontería. En un cumpleaños, mi novio de toda la vida me dio un juego de toallas.. ¡Toallas! El idiota además dijo que era un regalo bonito y funcional”, recuerda furiosa Claudia.

Estrategias femeninas

Más que ser volados, tenemos el “problema” de decirle “cerveza” a la cerveza. Por suerte, ellas han desarrollado estrategias para hacernos conocer lo que quieren. Por un lado están los parientes, que andan bien adiestrados. Pregúntale a su mamá, su tía y su abuela: Dos respuestas iguales equivalen a un acierto absoluto. (NOTA: jamás averigües con sus amigas, que la amistad entre féminas merece otro capítulo).

Un peligro es que ella apele a tu vena tecnológica para un regalo caro. “¿Vamos a la tienda de Apple y compramos dos iPods?”, te tentaría una Eva moderna. No caigas, que el “detalle” te saldrá carísimo.

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